El monasterio de Sta. María de Loio (Cortes) es un lugar muy relevante en la historia del Camino de Santiago.
En el lugar podemos visitar una capilla, recientemente restaurada, con una imagen de Santiago que resume lo que allí sucedió, el nacimiento de la Orden de los Caballeros de Santiago, fundada para la protección de los peregrinos y del sepulcro del Apóstol allá por los siglos IX-X.
La orden militar de Santiago tiene orígenes confusos, tanto en su faceta castrense como en la santiaguista, su primer antecedente parece remontarse al siglo IX, cuando surge en Santiago la Hermandad de los “Caballeros Cambeadores”, que señalan como el origen de los “Caballeros de Santiago de la Espada”.
Cuando el rey conoce que los peregrinos eran asaltados y robados, manda “a Brandeso seu capelán mor que dos mais altos fillosdalgo dela e dos pobladores que nela estuviesen, juntasse ante o Apóstol doce que coydasen das moedas, oro e prata e outros haberes que viñan de longas terras, que traguían os Romeyros…” Estos caballeros eran los templarios de Galicia que defendían los peregrinos y guardaban el sepulcro del Apóstol Santiago.
El rey funda “una cofradía de la espada de este divino patrón (Santiago) en Galicia, señalando trece calificados caballeros en memoria de Cristo y sus doce Apóstoles…origen de la Orden Militar de Santiago… en la cual hubo 42 maestres hasta que la incorporaron a su real corona los Reyes Católicos”. (Méndez Silva)
Pero la creación de la Orden en toda su plenitud de lo que significó en nuestra historia hay que situarla en el reinado de Fernando II. El profesor Amor Meilán recoge en su “Historia de la provincia de Lugo” (tomo IV) como fue la histórica asamblea que tuvo en Sta. María de Cortes para la creación de la Orden.
“Unos cuantos nobles en linaje, insignes en sabiduría, fuertes en las armas y gloriosos en todo lo material, pero pobres en virtudes y viciosos…arrepentidos de su vida de disipación y escándalo, resolvieron sin abandonar las reglas de la caballería, a la cual pertenecían…, hacer vida común y someterse a una regla religiosa que fuese como norma de su conducta y designar entre ellos un Prefecto y otros dignatarios que los dirigiesen y guiasen.”
El intento de los caballeros alcanza fortuna y la Orden tiene prestigio y la protección de reyes, prelados y papas.
- El rey Don Fernando en 1170 incorpora la Orden a este monasterio. Unidos en hermandad los caballeros y los canónigos, acuerdan hacer las constituciones de la misma, en ellas se establece que es en el monasterio donde se celebrarían los capítulos generales, y que a la muerte del Maestre y hasta la elección de otro, el prior de la casa regiría el maestrazgo y toda la Orden.
- En 1171 el arzobispo de Santiago nombra canónigo de su iglesia al Maestre y a todos sus sucesores, entregándole una bandera con una cruz bordada en forma de espada.
- El Papa Alejandro III, por medio de la bula de 5 de julio de 1175 aprueba la constitución canónica de la Orden, citando expresamente el monasterio, lo que demuestra la gran importancia que alcanza para la milicia jacobea.
Pero pronto surgen antagonismos entre los santiaguistas, creándose dos bandos, discrepancias que se agudizan en el momento de elegir Maestre. Hacen causa común los de Galicia y León frete a los de Castilla. La elección de Fuencalada disgusta al Conde de Sarria y esto fue seguramente el motivo de que se apartase de la Orden, renunciado al hábito y a la encomienda mayor que le fuera concedida y fundando otra milicia. Con la muerte de aquel Maestre en 1184 vuelven las discordias entre los galaico leoneses y los castellanos que vencen de nuevo nombrando a don Fernando Díaz de Ávila, quien al poco tiempo renuncia al cargo y le sucede el de Lemos.
Esta milicia, tuvo su lugar de enterramiento para los caballeros de Galicia en el célebre lugar de Vilar de Donas.
Fuente: Elías Valiña Sampedro
En la capilla de este lugar privilegiado, restaurada, una imagen de Santiago nos cuenta sin palabras el origen de la Orden de los Caballeros de Santiago, nacida aquí para proteger a los peregrinos y el sepulcro del Apóstol (siglos IX-X)
Desde el mirador te asombrarás de las impresionates vistas sobre el "caprichoso" río Miño.
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